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Octava Estación

El resucitado confirma la fe de Tomás

 

P. Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
T. Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

1L. Del Evangelio según San Juan (Jn 20, 24-29)
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor" Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo". A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros". Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente". Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios Mío!". Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."

2L. De la duda a la fé
Tomás conserva dentro del corazón la atroz duda. Pero, ¿es posible? Y dirigiéndose a los otros tiene sobre sus labios la ironía: todo son historias, alucinaciones generales.
Providencial es su duda y su ironía porque reflejaba nuestras dudas y nuestra fáciles ironías.
"Ven aquí, Tomás, mete tu dedo, extiende tu mano".
El incrédulo, pero honesto, se rinde. Sí, precisamente Él, el Maestro. La luz del espíritu hace lo demás y Tomás exclama: "Mi Señor, mi Dios".
La Fe es el secreto de la juventud. Es arriesgar sobre aquello que es inconcebible, sabiedo que Dios es el totalmente otro. Es aceptar el misterio. Que no significa renunciar a razonar, sino razonar mirando hacia lo alto y hacia adelante. Fe es creer al sol cuando uno se encuentra en la total oscuridad, al amor cuando se vive en el odio. Es salto, pero salto en los brazos de Dios. Con Cristo todo es posible.
"Sin Cristo - exclama un joven - yo no puedo vivir. Con Cristo yo puedo incluso morir".
La razón de la vida es la Fe en el Dios de la vida, con la certeza que si todo se derrumba, Él no se derrumba.
Los jóvenes no solamente ayudan a continuar la vida en el mundo con el sucederse de los generaciones, sino sobre todo con su fe, al despertar del mundo, a la calidad de la vida del mundo. Son la sal fresca. Son la luz nueva.

T. Alégrate, Virgen Madre: Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!

P. Roguemos. Oh Jesús Resucitado, te decimos cada día con fe: "Señor mío y Dios mío". La fe no es el culmen de la visión. La fe no es fácil pero nos hace felices. La fe es fiarse de ti en las tinieblas. La fe es fiarse de ti en las pruebas. Señor de la vida, aumenta nuestra fe. Dónanos la fe, que es la raíz de tu Pascua. Dónanos la confianza, que es la flor de esta Pascua. Dónanos la fidelidad... que es el fruto de esta Pascua. 

T. Amén.

Canto