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Decimocuarta Estación

El resucitado envía a los discípulos el Espíritu Santo Prometido

 

P. Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
T. Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

1L. De los Hechos de los Apóstoles (Hechos 2, 1-6)
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el  ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.

2L. Promesa  mantenida: no KO  al  hombre sino OK a la historia
El espíritu prometido viene. Como el amor seguro. Y trasforma todo aquello que toca. Toca el seno de una virgen y esta se trasforma en madre. Toca un cadáver humillado y este resucita. Toca un cúmulo de hombres y se transforman en creyentes. Dispuestos a todo. Hasta al martirio. La humanidad nueva se pone en camino. La historia comienza a orientarse en la dirección correcta. El Pentecostés es perenne. En el mundo de hoy hay más de un millón de jóvenes de cinco a veinticinco años.
Las drogas que se extienden, el tedio, las náuseas, la indiferencia, todo ello intenta bloquear la aurora en ellos.
El entusiasmo es fuego, hoy más necesario que nunca, porque es el impulso en un mundo oprimido por la mediocridad, porque es esperanza en un mundo monótono y aparentemente sin futuro.
El Pentecostés es fuego, es entusiasmo.
Recargamos las baterías que no funcionan.
Joven amigo, reacciona a la angustia, y mira la luz al final del túnel. Sentarse en la tierra, en la oscuridad del túnel, a llorar su propia oscuridad, sin pensar a levantarse para caminar hacia la luz, sería insensato. El sol que tramonta hoy se alzará más bello mañana. Hay más futuro que pasato. Sempre. La noche no apaga el sol. La muerte no apaga la vida. Es el Espíritu que hoy dice a la joven iglesia de veinte siglos y en ella a los jóvenes de años y espíritu : Su Pascua se transforma en vuestra pascua y la vuestra pascua se transforme en semilla de Pascua en el mundo. Dios no nos da la solución a nuestros problemas. Pero nos dá las manos para solucionar nuestros problemas. La resurección es nuestra solución. A su modo. Construyamos juntos un mundo en el cual podamos decir a quién llega, en el nombre del Resucitado: "Bienvenidos en la casa del futuro". Y nace immediatamente la esperanza.

T. Alégrate, Virgen Madre: Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!

P. Roguemos. Oh Espíritu santo que unes inefablemente el Padre y el Hijo, eres tú el que une a nosotros con Jesús resucitado, respiro de nuestra vida:eres tú el que nos une a la Iglesia, de la cual tú eres el alma, y nosotros los miembros. Como S.Agustín, cada uno de nosotros te suplica: "Sopla sobre mi, Espíritu santo, para que yo piense solo en lo que es santo. Condúceme tú, Espíritu santo, para que yo haga solo lo que es santo. Guíame tú, Espíritu santo,a amar solo lo que es santo. Fortíficame tú, Espíritu santo, para que yo no pierda nunca lo que es santo".

T. Amén.

Canto