Novena estación

El Resucitado encuentra a los suyos en el lago de Tiberíades

 

P.Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.
T. Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

1L. Del Evangelio según San Juan (Jn  21, 1-9.13)
Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al algo de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: "Me voy a pescar". Ellos contestan: "Vamos también nosotros contigo". Salieron y se embarcaron; aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: "¿Muchachos, tenéis pescado?". Ellos contestaron: "No". Él les dice: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis". La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor". Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red llena de peces. Al saltar a tierra ve unas brasas con un pescado puesto encima y pan (...). Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

2L. Una multiplicación, una condivisión
El Resucitado no se orienta hacia el templo de la ciudad santa, si no a las visicitudes de la vida cotidiana en las casas, en las posadas, las calles, en el lago. Se introduce en los pliegues de los dramas y de las esperanzas de los hombres y porta un soplo de juventud multiplicando los bienes, sobre todo cuando parece que las esperanzas humanas saltan. Y los peces abundan y el banquete se puede servir.
Pero solamente los jóvenes de años y los jóvenes de espíritu están en condiciones de aprender aquí, en el lago, la nueva ley de la vida: sólo dividiendo se multiplica. Para multiplicar los bienes es necesario saber compartir. Para ganar verdaderamente es necesario solidarizarse plenamente. Es este el antimaterialismo económico.
Cuando yo tengo hambre es un problema personal, cuando el otro tiene hambre es un problema moral. Cristo tiene hambre en más de la mitad del genero humano.
"Cada día Jesús se convierte en pan, cada día Jesús tiene hambre" dice Madre Teresa.
El pobre es aquel que no tiene, aquel que no sabe, aquel que no es. Compartir el destino y la esperanza de los que sufren en la tierra significa tener pasión por un mundo unido y más justo.
El voluntariado es una revolución silenciosa, hoy en día. El bien no produce ruido. Como el ruido no produce el bien.
Creer en Cristo es ser capaces de hacer resucitar a aquel que todavía está en la tumba. Resurrección es librar de la opresión: el Resucitado nos espera para la prueba.

T. Alégrate, Virgen Madre: Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!

P. Roguemos. Jesús Resucitado, vuélvenos dóciles para probar otra vez la esperanza, después de nuestras caídas. Tú, el Resucitado, te sientas a la mesa con nosotros. En los días pascuales de tu convivencia no te has mostrado como el Dios victorioso entre fulgores y truenos, sino como el Dios simple de lo cotidiano, que celebra la Pascua a la orilla de un lago, en una mesa al aire libre. Háznos testigos de tu Pascua, en lo cotidiano, con su monotonía, donde tú nos esperas siempre, en la orilla de nuestros quehaceres. Siéntate en nuestras mesas de hombres saciados pero vacíos. Siéntate en las mesas de los hombres pobres que tienen todavía esperanza. Y el mundo que tú amas será .... nuevo, modelado según tu Pascua.

T. Amén.

Canto